Situación del inglés en las escuelas
En España los alumnos empiezan a estudiar inglés en edades más tempranas que en el resto de Europa. Sin embargo, numerosos estudios indican que el nivel que alcanzan cuando terminan la enseñanza obligatoria está en los puestos de cola de la UE. Así pues, si la cantidad de horas lectivas no es la causa de la deficiente adquisición de la lengua extranjera, el problema para aprender inglés en nuestro país será el método.
Las distintas administraciones han querido poner solución con una inversión económica para potenciar el aprendizaje del inglés en aquellos centros que cumplieran determinados requisitos: no sólo se debe dar más horas de inglés sino que hay que impartir diferentes asignaturas en inglés. El esfuerzo es loable, a pesar de las quejas por la deficiencia de los recursos y la manera en que se ha puesto en marcha.
Las dificultades para aprender en inglés
Y es que no son pocos los docentes que han puesto el grito en el cielo por la merma del aprendizaje que ocasiona el hecho de hacerlo en inglés. Muchos otros se han visto obligados a realizar un reciclado forzoso para conseguir la habilitación que les capacite para impartir asignaturas en inglés. También hay casos de profesores que han visto muy comprometido su puesto de trabajo por carecer de dicha habilitación.
Dejando a un lado los centros privados no concertados que, por su gestión económica más autónoma, pueden realizar distintos programas de inmersión lingüística, la realidad es que los alumnos que hoy comienzan a cursar alguna asignatura en inglés tanto en Primaria como en Secundaria, no son capaces de asimilar la misma cantidad de materia que si lo hicieran en su lengua materna. Su expresión y comprensión no son tan fluidas. No son bilingües aunque acudan a un centro educativo que ostente ese título. Muchas veces se opta por reducir la materia a un contenido que los alumnos sean capaces de memorizar y volcar en un examen.
Cuando no razonan sino que memorizan, el aprendizaje es mucho más escaso, superficial y poco duradero. En otros posts ya hemos comentado que el aprendizaje significativo requiere de la emoción, entre otras cosas. ¿Podemos entonces emocionarnos en un idioma que no dominamos?
Parece obvio añadir que cuando el alumno presenta algún trastorno delaprendizaje, si una asignatura debe estudiarla en una lengua que no domina, la dificultad delaprendizaje se incrementará considerablemente y en muchos casos aprendizaje estará abocado al fracaso.
Métodos de aprendizaje de inglés
Estando de acuerdo en que lo que ha fallado ha sido el método de aprender inglés, los más críticos niegan que el sistema bilingüe sea en sí otro método y, en cualquier caso dudan de que, bien por los alumnos con más dificultades o bien por el contenido de las materias que se dejan de impartir, el resultado merezca la pena.
Aunque David Marsh y su método CLIL (acrónimo en inglés de Aprendizaje integrado de contenido y lengua extranjera), propone una manera diferente de enseñar que evite los errores mencionados, algunos padres temen ser víctimas de un experimento.
No cabe duda de que la exposición al idioma es clave para conseguir una comunicación fluida. Y para ello los centros bilingües cuentan con más profesores nativos que potencian la conversación y la escucha con una correcta pronunciación; con profesores no nativos más preparados; con más horas lectivas de inglés; con asignaturas impartidas en inglés; con múltiples plataformas audiovisuales que Internet pone en clase o en casa y otras opciones que conducen a la meta planteada. El avance está asegurado. Pero ¿será suficiente?
Metas del bilingüismo
En algún caso el propio colegio que se sube al carro del bilingüismo lo hace más por la presión social que por una profunda convicción. El apellido de bilingüe del centro educativo se convierte así en una herramienta de marketing que atrae o retiene a alumnos cuyos padres buscan, lícitamente, que sus hijos tengan un buen nivel de inglés. Pero hay centros que han dado marcha atrás por los daños colaterales asociados que conlleva ser un centro bilingüe.
Que hay que mejorar el nivel de inglés en este país es obvio y fundamental. Que es mejor que en generaciones pasadas es patente. Pero tal vez los programas de bilingüismo debieran haber sido introducidos desde abajo, de una manera escalonada, lógica y sin prisas. Si el primer año de implantación de un programa de bilingüismo se hubiera hecho solamente con los alumnos que inician la Educación Infantil para ir subiendo en cada curso, año tras año, se habría ganado en experiencia y evitado algún quebradero de cabeza a los centros educativos, al personal docente, a los alumnos y a los padres.
Cuando los alumnos que comenzaron su primera etapa escolar en un centro bilingüe tengan edad de abandonar la enseñanza obligatoria veremos si se emocionan en inglés. Y el objetivo se habrá cumplido.