A veces tendemos a pensar que los niños aprenden todo, que retienen todo como las esponjas. Esto ocurre tanto dentro del aula como durante las visitas culturales. Por ello, es necesario profundizar en los límites de la comprensión y el aprendizaje de los niños para poder mejorar la enseñanza.
Una capacidad limitada de aprendizaje y absorción de información:
Alicia Banderas (psicóloga infantil especializada en educación) afirma en su libro Niños sobreestimulados que el cerebro de los niños no es ninguna esponja. Al contrario: tiene una capacidad limitada de absorción y, cuando se sobrepasa, repele el excedente. En el cerebro de nuestros alumnos, el exceso de información produce bloqueo y estrés en el aprendizaje.
De esto también habla Anna Forés, profesora del Departamento de Didáctica y Organización Educativa de la Universidad de Barcelona y autora de Descubrir la neurodidáctica. Ella defiende que, a pesar de que los niños tienen una maravillosa capacidad plástica para aprender, no debemos forzarla.
En muchos mentideros educativos se escucha que las diferentes leyes de educación -actuales y pasadas- cargan en exceso el contenido curricular. Esto hace que el encaje del número de horas lectivas del curso sea terriblemente difícil. Otra vez se da la saturación de cerebros y la consiguiente exposición al bloqueo.
Visitas culturales de empacho
Cuando Aprendeaver empezó su singladura hace 10 años, nos encontrábamos con muchas afirmaciones que se contradecían con esta capacidad limitada de aprnedizaje. Algún director de colegio o profesor desinformado que nos decía: “En nuestro cole, cuando vamos de visitas culturales a museos aprovechamos para ver muchos cuadros. Todos los que podamos”. Entendemos la logística y el coste que supone sacar a los alumnos del cole. Pero si la atención que pretendemos conseguir supera la capacidad que la neurociencia fija para cada edad, la visita les agota y el esfuerzo es un derroche. Y no sólo por el escaso aprovechamiento de la visita, sino porque habremos perdido la oportunidad de que el alumno tenga una experiencia positiva.
Esto es de suma importancia porque las primeras experiencias se graban en el cerebro de una manera casi indeleble. De esta forma, cuando nos enfrentemos a una experiencia similar el cerebro se encargará de recordárnoslas generando dopamina si esa experiencia fue agradable. En el caso de que no sea una experiencia agradable, se generará cortisol que es la hormona del miedo y bloquea el aprendizaje. Así pues, será fácil prever la emoción del niño en la siguiente visita cultural propuesta por el colegio, con el mismo desgaste logístico y económico.
Para Aprendeaver, lo más importante de una visita es que la experiencia del alumno sea positiva. Frente a la abundancia de información que reciba el niño, nos interesa más la calidad del aprendizaje y forjar un vínculo entre la visita cultural y el entretenimiento. Porque así generamos curiosidad, interés y ganas de volver. Y con ello, también se garantiza el aprendizaje.