El Aprendizaje Basado en Problemas está cobrando importancia en las aulas. Este aprendizaje nos interesa no sólo por sus resultados, sino porque se basa en muchos de los consejos que también nos propone la neuroeducación. Algo que para nosotros es una garantía de éxito.
Muchas de las nuevas metodologías tienen en común la capacidad de lograr que los alumnos se hagan preguntas de forma creativa o genuina y que sean ellos mismos quienes se aproximen a la posible respuesta. Todo ello en un ambiente de participación colectiva.
Pasos básicos del Aprendizaje Basado en Problemas:
A grandes rasgos y para situarnos, al realizar un Aprendizaje Basado en Problemas, pasaremos por los siguientes pasos:
- Todo comenzará estableciendo una situación a la que podamos llamar “problema”. Éste, podrá surgir de un planteamiento por parte de los alumnos o ser una dinámica preparada por el educador.
- Una vez establecido lo que los alumnos deberán resolver, se procederá a detectar las claves que han causado dicho problema.
- En el siguiente paso los alumnos deberán descubrir qué no saben del problema -la llamada brecha de conocimiento- y que la resolución del problema depende de conocer dichos puntos. A partir de ahí, se genera la necesidad del aprendizaje sobre aquello que no saben.
- Por último, habrá que testar si el nuevo conocimiento adquirido contribuye a resolver el problema. Si el resultado es positivo, se acaba el ciclo. Si no lo es, se vuelve al paso anterior para hallar nuevas brechas de conocimiento cuya resolución conduzca a un resultado satisfactorio.
De esta forma se produce un cambio en el aprendizaje: Ya no se trata de que memoricen, sino de que creen; ni de que reproduzcan el conocimiento de otros, sino de investigar para alcanzarlo. No son tareas cerradas e individuales, sino abiertas y colaborativas. En definitiva, pasamos del “saber” al “saber hacer”.
El papel del profesor y del alumno:
En un momento en que la pedagogía tradicional ha dejado de estar asentada en verdades absolutas, se nos proponen nuevas dinámicas y formas de aprendizaje que prometen más eficacia pero que son cada vez más exigentes para el profesor.
Desde hace tiempo, el profesor ha dejado de ser un mero expositor de información y no podemos pretender (ni permitir) que el papel del alumno se reduzca a una escucha pasiva o a tomar apuntes. Lejos de eso, sabemos que el alumno debe participar activamente en procesos cognitivos.
El Aprendizaje Basado en Problemas se enfoca hacia la resolución de problemas, hacia una búsqueda de información e interpretación de la misma, al establecimiento de relaciones lógicas, de planteamientos de conclusiones, hacia una visión crítica de las preconcepciones… Por ello, ya no tiene cabida el expositor de información sin más porque hoy sabemos con certeza que la simple exposición de contenidos no conlleva a un aprendizaje.
Un ejemplo de ABP en el aula:
Este tipo de aprendizaje es fácilmente adaptable a varios ámbitos. Por poner un ejemplo, llevémoslo a una lección de historia:
Se plantea la siguiente pregunta: ¿qué circunstancias se dieron para llevar el enfrentamiento entre países al estallido de la Segunda Guerra Mundial? A partir de este planteamiento inicial surgirán nuevas preguntas, necesarias para resolver dicho problema: ¿cuál era la situación económica de los países? ¿cómo estaba anímicamente la población y por qué? ¿cuál era su forma de vida o características más destacadas?
Finalmente, la indagación en esas brechas de aprendizaje guiará a los alumnos hacia una respuesta válida, razonada y asentada en datos traídos desde la investigación.
La cultura de empresa en el aula:
En definitiva, este modelo de enseñanza reside en plantear un problema a los alumnos y que ellos en equipos, de manera colaborativa, activa y participativa, recaben información, desplieguen sus habilidades creativas y diluciden la mejor solución.
Para ello, se pueden preparar casos y dinámicas, hipotéticos o reales adaptados al entorno empresarial. Por ejemplo, ¿y si los alumnos de secundaria tuvieran que resolver una crisis reputacional de una multinacional?
Esta metodología introduce al alumnado a la cultura de empresa o en cualquier caso, una pragmática aproximación hacia su vida profesional futura, sea cual sea la rama. Las habilidades y competencias que permite desarrollar podrían ser pilares de su vida laboral: desde la negociación, el diálogo y la búsqueda de recursos hasta la planificación, anticipación y gestión del tiempo.
¿Y cómo aplicamos esto en las visitas culturales?
Nuestro empeño en enriquecer nuestras visitas culturales con las técnicas que la ciencia y la experiencia han demostrado que son eficaces, nos ha llevado a concluir que cada pregunta puede suponer una versión muy sucinta pero eficaz del ABP.
El ciclo comienza con la exposición de la pregunta al grupo, que puede venir planteada por la inquietud de un alumno o del propio guía. Poco a poco, va haciendo aparición la creatividad en las respuestas. Se recurre al conocimiento previo y se formulan nuevas preguntas que cierren las brechas de aprendizaje necesarias para llegar a posibles soluciones. Finalmente, tras desechar las opciones menos válidas, entre todos, van acotando las respuestas hasta llegar a la que satisfaga la resolución del problema.
En nuestro blog podemos encontrar alguna anécdota relacionada con este tema. Por ejemplo, cuando un alumno preguntó sobre cómo se podían pintar los cuadros más grandes del Museo del Prado.