Apagón Emocional y Emociones
Las emociones son las respuestas subjetivas que tiene nuestro organismo como reacción al entorno y que provocan cambios neuronales y hormonales. Están condicionadas por el ambiente y la experiencia.
Estas reacciones son inconscientes y necesarias para nuestra supervivencia. Pero hay individuos que caen en un estado de apatía continuo y pierden las ganas de vivir. Sufren el llamado apagón emocional.
El miedo, la sorpresa, el asco, la ira, la alegría y la tristeza son las emociones principales que acompañan al niño desde que comienza a experimentar. Aparecen súbitamente a lo largo de nuestra vida y tienen una duración variable.
La neurociencia afirma que para aprender es necesaria la emoción. Las emociones encienden la chispa de la curiosidad que es la antesala de la atención. Y ésta es la puerta del interés, que provoca las ganas de conocer, de descubrir lo que es nuevo.
¿Qué es el apagón emocional?
El ser humano cae en la falta de interés cuando los estímulos no consiguen provocar ese cambio fisiológico que son las emociones. Si el estado de desidia es continuo y las personas que lo sufren –normalmente de edad muy avanzada- han agotado sus ganas de vivir y acusan falta permanente de respuestas ante el entorno, se habla de un síndrome, que los americanos han llamado apagón emocional.
El apagón emocional en los adolescentes
Pero no siempre está asociado con el envejecimiento. Los adolescentes, incluso los niños, pueden sufrir un apagón emocional cuando su organismo oculta esos mecanismos involuntarios que son las emociones.
No siempre es fácil identificar un apagón emocional en un adolescente, pues los cambios que experimenta el cerebro en esos años de explosión hormonal a veces se mimetizan con un problema neuronal, cuyas raíces muchas veces pueden hundirse en la niñez. Algunas de éstas se dan:
- Cuando el niño ha visto constantemente frustradas sus oportunidades de éxito.
- Cuando la exigencia en los objetivos a alcanzar ha superado permanentemente sus posibilidades.
- Cuando la presión negativa del entorno ha mermado sus capacidades creativas, intelectuales o físicas.
- Cuando el estrés se ha instaurado de manera habitual.
- Cuando el niño ha sido permanentemente sobre estimulado, pues el cerebro desarrollará nefastos mecanismos que lastrará en su desarrollo.
Sobre esto habla y escribe la psicóloga Alicia Banderas, que advierte que hay padres que “estimulan externamente y de forma precoz a sus hijos, menoscabando su innata curiosidad y sus ganas de aprender”.
¿ Es apagón emocional o es un “no me interesa”?
No confundamos el mencionado síndrome con la aparente desidia propia de la adolescencia. Si un alumno tiene intereses distintos a los que el adulto le plantea no es que padezca de ningún apagón emocional, sufrirá de adolescencia común.
La alegría que provoca el enamoramiento o la tristeza consecuencia de un desamor serán muestra inequívoca de salud emocional. Y, en ambos casos, estas emociones alternarán la atención y desviarán el interés del sujeto que las vive. En clase podrá estar en las nubes, sin sufrir el más mínimo apagón emocional. En realidad, será un hervidero de emociones, pero su interés estará focalizado lejos de lo que ocurra en el aula.
Evitar el apagón emocional
La escuela, como especial entorno de aprendizaje, puede prevenir o minimizar el apagón emocional en sus alumnos. Y uno de los mejores antídotos contra este mal es fomentar la creatividad. Hay que estimular la curiosidad, no mermar la capacidad innata del niño de aprender por la vía de la exploración, del ensayo-error y de la deducción.
Evitar la frustración con demandas imposibles para la madurez cerebral, exigir a cada niño lo que esté a su alcance y dotarle de herramientas para que llegue a conocer y controlar los sentimientos que le provocan las emociones y desarrolle así una inteligencia emocional sana, están al alcance de cualquier educador que siga las pautas que la neuroeducación nos descubre.
Y las visitas culturales han de ser excelentes escenarios de aprendizaje de la actividad escolar, donde los alumnos ven atendidas sus necesidades de exploración, de desafíos asequibles y de deducción; donde la creatividad se encuentra con la emoción. Este objetivo es la meta de Aprendeaver.